La tenían delante. La ballena gris. Sacó del mar medio cuerpo y expulsó agua en ráfagas. Me rodeaban cientos de personas en cubierta y ninguna fue capaz de ver la ballena. «Miren, miren la ballena gris. Está tirando chorros de agua». Ni siquiera pudo verla la niña de cinco años que estaba colgada del pantalón de su papá. «Ahí, justo en el medio, ¿cómo no puedes verla ni siquiera tú?» La niña me miró curiosa. Enseguida se distrajo por la música de la piscina de cubierta, se fue corriendo hacia allí porque alguien estaba tirando caramelos al aire.
Muchas veces por estar distraídos lo mejor de la vida pasa de lado… tan cerca, tan real, casi tuyo… pero no lo ves.
(PD: me la perdí amiga, luego escuché que alguien la vió…eras tú =))