Alexandra Kalinine nos contó que bailar es permitir que el mundo se meta dentro de ti. Dejar que entre. Y después soltarlo, dejarlo ir otra vez.
Y a mí todo esto me recuerda a lo que dice Umbral sobre la escritura y la desaparición del cuerpo. «Escribo por el placer de desaparecer». Y me recuerda a las palabras de Billy Elliot delante del jurado de examen. «Siento como un desaparecer. Como electricidad.»
Cuando escribes como si bailaras, y dejas que el mundo se meta y después salga en el papel, la sensación es la misma. No hay un yo que esté escribiendo. Y por eso, en esos momentos, da la sensación que esas palabras están escritas por otra persona.
Todo consiste siempre en lo mismo. Sentir espacio. Soltar. Dejar ir. También me recuerda a un ejemplo que ha puesto Lama Tashi cientos de veces. Sobre la pintura y el juego creativo de la interacción, quien pinta un cuadro y en lugar de enfadarse con el borrón que le ha salido sin querer, lo aprovecha para seguir pintando.
Dejar fluir lo que salga. Sin bloqueos.